El caballo de madera y la explosión social chilena, 2ª parte: llegada del caballo Yin

En mis primeras reflexiones acerca de la explosión social en nuestro país, expliqué el papel que ha de haber tenido el caballo de madera – el signo animal chino que llegó a nuestro hemisferio sur en Agosto de 2019 – en destapar tan furiosa y abruptamente toda esa presión subterránea que se había venido acumulando entre la gente. Papel que se desprende de los significados y energías que aporta este signo en el calendario chino.

El signo caballo de madera se compone de dos entidades energéticas: el caballo, y la “acción madera”: una de las “cinco acciones”. De esas cinco acciones, al signo caballo le pertenece por derecho propio la acción fuego, como ya expliqué en mis notas anteriores: es aquél signo del zodiaco chino que todo lo enciende e ilumina y representa la máxima energía Yang (la luz). Y por su parte la acción madera, que este año 2019-2020 se le viene a sumar a la energía propia del caballo, representa las nuevas energías Yang que despiertan (¡qué adecuada sería según eso la consigna “Chile despertó”!¿Sí o no?) e irrumpen de manera imperiosa. Además que la acción madera, que es el Yang naciente, representa también, cuando está descompensada, a la rabia y la agresividad.

¿Se entiende ahora por qué digo en mis primeras reflexiones que desde la óptica china una explosión social como la que nos está ocurriendo sólo podía haberse manifestado en un año del caballo de madera, como el que estamos ahora viviendo en el hemisferio sur? Hace doce años atrás celebramos la llegada de otro signo caballo al hemisferio sur: el caballo de agua. ¿Por qué no se manifestó entonces ese caballo de una manera parecida al actual? Porque en el pensamiento chino la acción agua representa al máximo Yin (la oscuridad), aquello que se más se condensa y aquieta, la sombra y el silencio, y además aquello que amortigua a la acción fuego, todo lo contrario de lo que le hace la acción madera…

Ahora quiero hablar de la otra faceta del signo caballo de madera, y que puede ser en estos momentos, para nosotros y nuestro país, su faceta más esperanzadora. Esa otra faceta es que el signo caballo en el zodiaco chino tiene una inherente dualidad: su primera mitad es Yang, enérgica e incandescente, que es aquella que nos está afectando tanto en estos días, pero su segunda mitad es Yin: quieta y apacible. Y el cambio de una a otra se produce alrededor  del solsticio de verano (22 de diciembre). Durante el mes del solsticio de verano el signo caballo sufre una mutación: se va volviendo más manso y cooperador. Más aún, si en la tradición china la primera faceta furiosa del caballo es imaginada como un potro desbordante de energía, la segunda mitad es imaginada como una yegua encinta, y que está preñada con nueva vida, grávida de futuro.

Lo mismo pasa con la acción madera que viene adosada al signo caballo este año 2019-2020 en nuestro hemisferio sur. La acción madera tiene también dos caras: una imperiosa, y hasta rabiosa, de la que ya he hablado. Y una cara amable, equilibrada.

Entonces, si las cosas se dieran en nuestro país tal como el horóscopo chino lo insinúa, la explosión social en su fase furiosa y destructiva pudiera todavía persistir por algunas semanas, pero tendría que comenzar a suavizarse a medida que nos acerquemos al solsticio de verano, para ir dando paso, después de aquél, a una fase más conciliadora y constructiva. Sobre todo, y esto tal vez sea lo decisivo, una fase que podría venir “preñada” con una nueva vida para nuestro país: más justa, equitativa, benigna, solidaria, generosa.

Sin embargo, así como el principio Yang y las acciones fuego y madera, cuando toman un curso negativo, adoptan aquél aspecto violento y destructivo del que he hablado, el principio Yin que lo sucederá a partir del próximo solsticio, además de su faceta positiva, puede también adoptar un aspecto negativo y menos promisorio. El Yin puede, si toma un curso negativo, traer consigo desolación, tragedia, guerra y muerte.

¿Y de qué factores dependerá que el Yin tome una u otra vía? Bueno, los procesos del cosmos son algo complejo, intrincado y misterioso, y nadie puede pretender tener la varita mágica o la fórmula capaz de arreglarlo todo. Pero como en el cosmos todo está interconectado, también mucho depende del ser humano, de nosotros. Está en cada uno de nosotros que las cosas tomen uno u otro cariz. Si nos dejamos dominar por la negatividad, si aceptamos que se combata la violencia de un lado con violencia del otro lado, todo podría entrar en una espiral sin retorno.

Para el pensamiento chino, el Feng Shui y los rituales pueden ayudar, contribuir su grano de arena, a ordenar el cosmos. Si partimos por equilibrar y sanar nuestros propios espacios, nuestras interacciones y nuestra conducta, mediante algunos sencillos mecanismos rituales, ya estaremos contribuyendo a equilibrar un poco la sociedad y el cosmos.

La naturaleza no se equivoca y debemos recordar en especial en este momento, y a quienes aún no han implementado el Feng Shui o el Tesoro energético de este año, que dentro del micro mundo, en nuestra propia casa, también pueden estar sucediendo las mismas situaciones de incomunicación que están afectando a toda la sociedad. Hay que estar atentos a que no se quiebran las armonías humanas, las parejas, las amistades, las relaciones con colegas, jefes y subordinados.

Ahora es el momento más que nunca del saber gobernar nuestros asuntos, de dar justo reconocimiento al que trabaja, de alentar al que estudia. Hay que pensar que ellos son los que vienen a alimentar el futuro.

 En la zona de las comunicaciones (al suroeste de nuestros espacios en el hemisferio sur) es tiempo de poner símbolos y objetos de poder que nos protejan y ayuden a llegar a una reconciliación. Allí se puede poner un símbolo de caballito Hetu, también el Qilin, un símbolo de caballo alado que protege las comunicaciones. También puede ser muy bueno poner una campana o un gong para llamar a la unidad, y poner agua para llamar más trabajo. Todo esto se puede hacer en la casa, poner monedas, platitos con arroz y con dulces en la zona del futuro (el oeste), quemar al menos un día a la semana un joss o “caballito del cielo”. Y hasta el día del solsticio de verano hay que esparcir brumas de agua de caballo Yang por toda la casa para ir refrescando y lavando toda esa rabia que hay acumulada.

Ya desde agosto de 2019 preparé un agua de caballo Yang para apresurar los procesos detenidos que nos afectan. Hay que irrigarla en sus entornos para que nos refresque con una bruma de armonía, y con té verde para darle alimento y energía y así se desintoxique la ebullición social. Hay que asperjar las plantas y regar el pasto con esa agua de caballo yang, como alimento a sus energías más positivas, la nuestra y de todo el país.

Finalmente, sugiero poner en sus puertas el símbolo del caballo Hetu del que hablo en esta otra entrada en este sitio web. Y, bueno, fuera de todo eso, esperar con fe que alrededor del 21 de diciembre, u ojalá antes, las cosas empiecen a calmarse y la sociedad entera a sanarse. Finalmente les dejo con una imagen que ilustra bastante bien la dualidad entre el caballo Yang y el caballo Yin.

Sylvia Galleguillos

Caballo yang y caballo yin

Crédito: Pinturas de la dinastía Tang – https://paintingvalley.com/tang-dynasty-painting

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *