Feng Shui, terapia multidimensional del espacio

El Feng Shui nos enseña de la multidimensionalidad que tienen los espacios, ya que responden a muchos estímulos energéticos tangibles e intangibles, involucran el arte, aromas, plantas, la música, las influencias cósmicas y el sagrado espíritu del ser humano en su relación con su entorno. Eso hace del Feng Shui una terapia multidimensional del espacio.

Feng Shui es una manera de incorporar la energía de la naturaleza, con todas sus gamas de expresiones y momentos, introduciéndola de manera benigna en nuestros entornos. Esta disciplina es esencialmente vibracional, con una eficiencia energética que permite que se sienta esa presencia multidimensional en todo el espacio al que se le ha aplicado Feng Shui.

Cuando voy a hacer Feng Shui, los espacios me afectan con una variedad de síntomas que se expresan en sensaciones corporales y emocionales, dolores, recuerdos, conflictos, cosas que siento como si me sucedieran a mí. Es el espacio que me habla, y yo tomo esa  información como índices para guiar mi intervención interpretativa de él.

Siento calor grato como una onda de alegría que penetra como mensajes en mis células cuando voy comentando el sector que voy recorriendo con mi Luopan. No es que lo sienta en todo el espacio, sino en especial en puntos de las zonas que requieren ser mejor tratadas. Es una emoción que invade mi cuerpo, me conecto con el entorno que me está respondiendo con sus mensajes. Siento un halo que toca mi piel y mi corazón, y así voy sintiendo con mucha solidez si algo se está interpretando bien en cada lugar, y las energías se mueven y habrá un cambio para mejor.

Filamentos de colores penden del cielo en la galería de arte de Brisbane, Australia. Foto de Sylvia Galleguillos

Filamentos de colores penden del cielo en la galería de arte de Brisbane, Australia. Foto de Sylvia Galleguillos


Una imagen que se me viene a propósito del Feng Shui como terapia multidimensional del espacio es una visita que hice hace algo más de un mes atrás a una galería de arte en Brisbane, Australia. Allí en el gran hall de entrada había una exhibición de hilos fluorescentes de múltiples colores colgando desde el techo y abajo el espacio estaba lleno de tapas recicladas plásticas de múltiples de colores. Era una estructura que influía desde arriba, como desde el cielo, en la creación de los que jugaban abajo de esa red artística.

Así es como nos relacionamos con los entornos, que son como secciones de un océano holográfico, llenos de vibraciones multidimensionales que se entrecruzan con hilos de múltiples colores, redes de de conciencia con filamentos como los del sistema nervioso. Están lleno de cuerpos sutiles como el éter, una fibra tan sutil que impregna la realidad del entorno donde habitamos. Es como un cerebro más grande, que tiene un funcionamiento muy similar al nuestro y que recibe sus toques inconscientes a través de los cambios que se hacen cuando se realiza Feng Shui.

Así se libera en la vida de ese entorno una energía de conversaciones, de acción que se va estimulado en un principio por mi voz que le habla como otro interlocutor al espacio y a su dueño, ambos a la vez, y que ciertamente reacciona, ya que probablemente estamos descubriendo el espíritu enfermo de ese espacio, afectando en la subsistencia de una relación afectiva, o laboral, por ejemplo. 

Los cambios determinados por la sesoría de Feng Shui se sienten en el estado despierto, cuando uno los realiza con conciencia, sin cambiar ni poner objetos por cambiarlos o ponerlos no más. Sino con capacidad de darse cuenta que el espacio nos da distintos signos que afectan a la  realidad de nuestras vidas.

Feng Shui también gira alrededor de un eje con conexión con lo espiritual. La enfermedad del espacio y de la persona toma sentido si se entra dentro de la mirada del espíritu. La instalación de un tabernáculo o altar familiar o ancestral, por ejemplo, es algo indispensable en la cultura oriental. Es un acercamiento tangible con los ancestros, con su alma y espíritu. Es tangibilizar el espacio para la espiritualidad. El altar ancestral con fotitos y otros recuerdos de los que seres queridos que ya no están, es un amortiguador frente a los problemas.

El espacio, para terminar, es un amigo multidimensional que requiere de la armonía de muchos factores, y te dice: «Si soy armónico y feliz, tú también lo estarás».

El espacio multidimensional con filamentos multicolores en la galería de arte de Brisbane, Australia. Foto de Sylvia Galleguillos

El espacio multidimensional con filamentos multicolores en la galería de arte de Brisbane, Australia. Foto de Sylvia Galleguillos

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