Desde hace ya varios años vengo conduciendo ceremonias Feng Shui de matrimonio, para parejas que desean formalizar sus lazos amorosos y afectivos de una manera ceremonial y en un ambiente de celebración y espiritualidad, pero libre de contextos religiosos y confesionales.

El Feng Shui tiene una gran cualidad o ventaja como práctica ceremonial para guiar este tipo de ceremonias Feng Shui de matrimonio, y es su anclaje en esas dos corrientes maestras del pensamiento chino: el taoísmo y el confucianismo.

El primero ofrece una normativa de conducta basada en la naturaleza y sus procesos: conducirse como el día y la noche, como las estaciones, como el árbol, el mar o el trigal. El segundo complementa aquella con una ética laica de conducta irreprochable, generosidad, honestidad, sinceridad y corrección. Más allá de contratos (matrimonio civil) o sacramentos (matriminio religioso), entre ambas tradiciones ayudan a establecer un pacto consciente entre dos personas, de llevar una vida sana, natural, espontánea, de conducta intachable y honda preocupación por el otro.

A partir de esas dos tradiciones es que he desarrollado mis ceremonias Feng Shui de matrimonio. La inspiración fundamental viene del texto “El matrimonio”, del libro Rituales familiares del gran reformador del Confucianismo Xuzi. Allí encontramos lo que significa cada simbología y qué hacer.

Mi función consiste en conducir la ceremonia, ubicándolos a cada uno como el cielo lo indica: los padres a un lado, los padrinos en otro. Los novios a mi lado. Las flores de peonía, el arroz y los pétalos de rosa, los talismanes de doble felicidad, los regalos de los novios a sus padrinos y a sus padres. Y a sus invitados. El cuadernito firmado por todos los que participan dejando plasmada su asistencia al ritual, el agua en una palangana de metal para empezar lavándose las manos frente a todos como símbolo de que no hay nada debajo de la manga y que están con las manos limpias para empezar esta relación de compromiso de amor con la verdad, el vaso que sella su amor. Y el compartir.

En el último año, el ámbito de mis ceremonias ha ido expandiéndose hacia ayudar a dar plenitud a otros momentos capitales de la vida, tales como el bautismo, las graduaciones, etc. Nuevamente siguiendo de cerca a Xuzi, el capítulo dedicado al bautismo o «Toma del Nombre», del mismo libro que ya he citado, he comenzado a celebrar bautismos, bajo las mismas premisas creremoniales y espirituales que explico más arriba, sin depender de ninguna iglesia o confesión religiosa.

Poder oficiar estas sencillas ceremonias Feng Shui de matrimonio y de bautismo es algo que me regocija y llena plenamente, y es uno de los dones del cielo que me entregan el Feng Shui y la cosmovisión china.

Sylvia Galleguillos prepara ceremonia de matrimonio