La lógica del compás luopan y la necesidad de adaptar el Feng Shui en el Hemisferio Sur

Cada cierto tiempo nos llegan consultas acerca de por qué nosotros adaptamos el Feng Shui en el Hemisferio Sur, y si acaso es necesario hacerlo.

Nuestra respuesta es siempre la misma: la necesidad de adaptar el Feng Shui en el Hemisferio Sur es algo que nadie que se haya entrenado seriamente en Feng Shui, haya estudiado de primera mano sus fuentes y comprenda el significado de sus herramientas, puede poner en duda. Porque esa necesidad se desprende directamente de la lectura de los textos clásicos chinos, así como también de la lógica interna de los propios instrumentos y herramientas del Feng Shui, tales como el compás Luopan, los diagramas Bagua Xiantian y Houtian, y el diagrama Yin Yang.

Por una parte, la lectura metódica de los textos clásicos del Feng Shui (nos referimos a sus textos antiguos inspiradores y forjadores, que nosotros hemos leído completos, no a pedacitos, y muchos de ellos en su lengua original) no deja lugar a dudas: el Feng Shui depende de manera tan integral de los movimientos y posiciones del sol, la luna, planetas y astros, así como de los movimientos del viento y del agua, y está tan compenetrado con las estaciones del año, fenómenos todos que ocurren de manera inversa en ambos hemisferios terrestres, que la necesidad de adaptar el Feng Shui en el Hemisferio Sur, se hace ineludible.

Feng Shui en el hemisferio sur de Sylvia GalleguillosPor otra parte, es cosa de compenetrarse con la lógica de un instrumento tan importante para la disciplina, como es el compás Luopan, entender lo que sus distintos anillos, diagramas y símbolos significan y están tratando de hacer, y la información de la naturaleza que buscan detectar y entregar, para llegar a la misma conclusión: la necesidad imperiosa de adaptar el compás Luopan, y con ello el Feng Shui, al Hemisferio Sur.

Esto es algo que hemos argumentado de manera sistemática y detallada a través de nuestros dos libros: primero en Feng Shui en el hemisferio sur (Random House 2006), de Sylvia Galleguillos, y luego, con muchos materiales nuevos recogidos de los clásicos chinos, en La Cosecha Dorada. Feng Shui en la empresa y organización (Random House 2008), de Sylvia Galleguillos y Enzo Cozzi.

La Cosecha Dorada, libro de Sylvia Galleguillos y Enzo Cozzi

Allí se presentan las razones de la necesidad de adaptar el Feng Shui en el Hemisferio Sur, así como la lógica de cada una de las adaptaciones necesarias de hacer, de manera minuciosa, concienzuda y exhaustiva. Por ello, a toda persona que desee informarse seriamente sobre el tema, le sugerimos leer esos dos libros, que pueden encontrarse en todas las buena librerías, así como también en la sede de nuestra Escuela.

A continuación, y a manera de ejemplo, presentamos un extracto tomado textualmente de La Cosecha Dorada, donde explicamos el tema de las relaciones entre la lógica del compás Luopan y la necesidad de adaptar el Feng Shui en el Hemisferio Sur.

luoshu del hemisferio sur - feng shui chile

Luoshu del Hemisferio Sur – tomado de La Cosecha Dorada, libro de Sylvia Galleguillos y Enzo Cozzi

Feng Shui en el Hemisferio Sur

Como hemos venido estableciendo pasito a pasito, la necesidad de adap­tar los conceptos, diagramas e instrumentos del Feng Shui, tales como el yīn yáng, los dos bāguà y el luópán, al hemisferio sur, es algo que se desprende necesariamente tanto de las instrucciones de los textos clási­cos chinos como de la observación de la naturaleza.

Los textos clásicos explican que las casas al sur del Ecuador deben orientarse con sus puertas hacia el Norte y no hacia el Sur como en China (Huáinánzi). También nos dan instrucciones claras sobre cómo obtener las direcciones del yīn yáng y de los dos bāguà, a partir de observaciones del Sol en momentos clave del ciclo diurno y anual. Si hacemos esas observaciones en Santiago de Chile o en Buenos Aires, obtendremos orientaciones distintas de las que se obtienen si se hacen las observaciones en China. Tenemos por resultado otros bāguà, otro yīn yáng y otro luòshŭ, pero todos ellos tan armónicos con la naturaleza y tan internamente coherentes como los originales.

Si se mira, por ejemplo, el luòshŭ del hemisferio sur dibujado arriba, se puede constatar que es tan armónico y tan bien construido como su gemelo del hemisferio norte. Ambos son un cuadrado mágico que suma quince en todas direcciones. Ambos llevan la serie de numerales orde­nados en el ciclo de control de los cinco agentes. Y ambos dibujan la mariposa de chuángzi o el baile de Yu. Sin embargo, tienen orientaciones y movimientos diferentes. Esas orientaciones y movimientos distintos que aquí se obtienen son perfectamente coherentes con las instrucciones clásicas, así como con la naturaleza en nuestro hemisferio:

• Dan cuenta perfectamente de los movimientos de los vientos y las aguas en nuestro hemisferio, que son contra reloj y no a su favor como en el hemisferio norte. Y el propio nombre de nuestra disci­plina ya es una invitación a observar los movimientos del viento y del agua.

• Indican también perfectamente nuestras direcciones y rumbos del Sol, la Luna, los astros y las constelaciones, que son inversas a las del hemisferio norte.

• Son coherentes con nuestras estaciones del año y con los ciclos vi­tales de nuestras plantas y animales y, por lo tanto, también con los ciclos de las cinco fases.

Pero las orientaciones y movimientos que con esas mismas instruc­ciones se obtienen en China y en todo el hemisferio norte, y que allá también son perfectamente coherentes con su propia naturaleza, si las extrapolamos rígidamente a nuestras tierras, resultan aquí incoherentes con todos esos fenómenos.

Un compás luópán que no corresponda a la naturaleza del hemisferio donde se vive es inútil

¿Qué pasa si se usa en el hemisferio sur el instrumento central del Feng Shui, que es el compás luópán, sin adaptarlo para este hemisferio? Damos algunos ejemplos:

• Si al mediodía te viras hacia donde el luópán dice que está la rama wŭ, que literalmente quiere decir sol al mediodía, te encuentras dándole la espalda al Sol.

• Si buscas la estación correspondiente al mes de junio, el luópán te informa: ‘pleno verano’.

• Si tratas de ver la hora a las 2 p.m., el luópán te dice: ‘10 p.m.’. Y dos horas después dirá: ‘8 p.m.’. Es decir, ¡el tiempo retrocederá!

• Si lo consultas bajo el sofocante calor de febrero, este sugiere que podría estar ‘nevando’.

• Si observas la salida del Sol durante el solsticio de invierno, el instrumento te informa que por ahí sale el Sol para el solsticio de verano.

• Si en Santiago de Chile lo usas para irte de vacaciones hacia las regiones que el instrumento dice que son cálidas, terminas con tu traje de baño y tu guayabera en los campos de hielo de la Patagonia.

En otras palabras, uno queda completamente desconectado de la naturaleza, cosa que no ocurre si se usa el mismo instrumento en China, donde todas esas lecturas corresponderán perfectamente con la realidad observada.

Y como cada uno de esos fenómenos naturales está correlacionado por analogía en ese mismo instrumento, —a través de signos como los hexagramas, los trigramas y los signos animales—, con las distintas aspiraciones humanas y con diversos aspectos del destino (pues esa es la lógica del sistema) imaginemos el desorden en serie que esas incongruencias estarán introduciendo en la vida.

Quieres incentivar el ahorro, pero en su lugar fomentas el despilfarro. Deseas abrirte al mundo con tu propuesta, pero lo haces activando una dirección que te acoraza y encierra. Anhelas flexibilidad en tus decisiones, pero propicias el endurecimiento; buscas iluminar tu reconocimiento, pero lo oscureces…

Sin embargo, es un instrumento tan fácil de adaptar a nuestro entorno, es tan clara su lógica, que hasta un niño podría hacerlo: ‘hacia allá está la mañana y hacia allá está la tarde’, ‘el invierno es en junio y ese es el momento de las nieves’, ‘el sol al mediodía llega por el Norte y no por el Sur.’

Nada es coincidencia

Ha habido en Occidente voces que opinan que si en el hemisferio norte fenómenos naturales como las posiciones del Sol, los movimientos del viento y del agua, y sobre todo las estaciones, aparecen bien coor­dinados con los diagramas e instrumentos del Feng Shui, eso sólo sería producto de ‘coincidencias’ innecesarias de ser tomadas en cuenta, por lo que no sería preciso sincronizar el Feng Shui con aquellos fenómenos tal como se manifiestan en el hemisferio sur.

Pero así se comprende mal el pensamiento chino, que busca sincro­nizar todo con todo, sin dejar nada al azar o a la arbitrariedad. Como explica C. G. Jung en su famosa introducción al Yìjīng (I Ching):

«Lo que en Occidente descartamos como coincidencia constituye el foco principal de atención del pensamiento chino… Ninguna coincidencia en el espacio y en el tiempo es para ellos producto del mero azar, sino que viene cargada de significados derivados de lo que ellos perciben como interdependencia y sincronicidad de todas las cosas y eventos.»

Basta con revisar nuestra Gran Tabla de Correspondencias (página 17) o los fragmentos del Yuèlìng que citamos al final del Capítulo 8: ‘La caligrafía de las abejas’, para formarse una idea de la importancia capital que la cultura clásica china otorga a esas supuestas ‘coincidencias’. Lejos de serlo, y de ser descartables, constituyen la médula misma del sistema, lo que le da vida y sentido. Son lo más esencial de respetar para poder hacer las cosas bien en Feng Shui. Y todo el destino de una organización puede depender de que se hagan y se orienten las cosas bien.

(El anterior es un extracto de La Cosecha Dorada. Feng Shui en la empresa y organización (Random House 2008), de Sylvia Galleguillos y Enzo Cozzi, páginas 83-86)

Sylvia Galleguillos con el compás Luopan de Feng Shui Chile

Sylvia Galleguillos con el compás Luopan de Feng Shui Chile, desarrollado por nosotros y adaptado al Hemisferio Sur – detrás se aprecia el Luopan chino original del siglo XIX en el cual el nuestro está basado.

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